Cada día, cada amanecer
noto la esencia de tu buena amistad.
Mis lágrimas conviertes en cristal.
Las tomas en tus hermosas manos
y con ellas me fortaleces para no caer.
Con la esencia de tu buena amistad
entregas todo de ti, por una alegría
en mi diario vivir.
Mis pesares llevas al abrazarme
y los tiras al olvido.
Me entregas tu tiempo
y olvidas el tuyo.
Tapas tus tristezas
al compartirlas conmigo.
Juntos reímos, juntos lloramos,
guardando los cristales
en el bello lugar dorado
dentro del corazón.
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